sábado, 26 de mayo de 2012

De todo un poco.....


La verdad, no supe como llamar este post. Supongo que tratará de una mezcla de relaciones laborales, discriminación, y algún que otro condimento. Sinceramente, no pude ordenar bien las ideas en la cabeza, así que las expresaré como me fueron saliendo.




Empecé imaginando como haría yo, o como me gustaría que fuera y se desarrollara una empresa de cualquier tipo: microemprendimiento, una gran empresa, una pyme, etc. Y luego hice una comparación de como se desarrollan realmente, todo esto, en lo que relaciones laborales e interpersonales se refiere.

Lo que quiero que piensen en este momento, es en la forma y requisitos de contratacion que se suelen palpar en la vida cotidiana de aquellos que buscan trabajo y salen todos los días en la busqueda de su futuro. Con sus ilusiones y sus expectativas cada vez que tienen una entrevista y demás sensaciones y pensamientos que muchos de ustedes, lectores, podrán saber entender (o recordar).

Imaginé en mi cabeza, una empresa. Sea oficina, fabrica, un banco o cualquier otro tipo. Y pensé luego, más precisamente en un lugar donde la persona encargada de atender al público tenga sus brazos tatuados desde el codo hasta las muñecas.
Ahora bien, si yo me encontrara en esa situación de ser atendido por dicha persona, me sentiría muy feliz. Quiero decir, realmente contento de que las cabezas de los contratantes se hayan abierto un poco. Me iría a mi casa con una sonrisa sabiendo que por lo menos por una vez, no se discriminó por cosas sin sentido.
Llegaría a mi casa y les contaría a mi familia o amigos que alguien, por fin entendió que un tatuaje, un pircing o un corte de pelo fuera de lo común, no hace a una persona. No la hace ni buena ni mala, solo la hace individuo, con sus propias ideas y costumbres.

Ante este pensamiento, me inundó la cabeza otro pensamiento, casi antagónico.
Comencé a pensar en una gran empresa, con su equipo de Recursos Humanos, y sus “licenciados en RRHH” y jefes o gerentes de esta sección.
Imaginemos a un encargado de las contrataciones de determinada empresa.
A este empleado de RRHH, se le pide que contrate 5 personas para determinado puesto (para empeorarla, pensemos que son 5 puestos de atencion al publico).
Pone un clasificado en un diario, o en internet y al dia siguiente tiene 50 personas para entrevistar.
Entrevista a los primeros, y archiva los resultados de la entrevista. Luego viene un joven con peinado rastafari y en este momento tenemos varias alternativas para nuestro encargado imaginario: hacerle una entrevista normal intentando parecer imparcial y cordial, o hacerle una entrevista corta sin mas atención a lo que el joven rastafari dice sino al peinado, y despacharlo rapidamente con el clásico “cualquier cosa te llamamos”.

Ahora bien, todo esto, en realidad puede responder mas que a algun prejuicio de quien entrevista, a lo que pudiere pensar en definitiva el dueño de la empresa, o el superior al entrevistador.
Lo que quiero decir con esto es: ¿Se imaginan ustedes siendo contratantes, poner a un rastafari o tatuado o con piercings o lo que fuere, a atender una oficina de atencion al publico en las narices de su superior?.
Exacto, no creo que al gerente general de una empresa, o al dueño conservador y frío, le agrade mucho que digamos.

Entonces, ¿a que conclusion podría llegar, con estos pensamientos antagónicos en mi cabeza?

mmmm......


Supongo que los extremos son malos, y tendría que haber una solución acorde e imparcial.
En efecto, las empresas deberían contratar a personas sin importar ideologías o apariencias, ya que no se puede negar que alguien con los brazos tatuados completamente puede ser un excelente cajero de banco (si se le diera la oportunidad). O alguien con piercings en la cara pude tener un muy buen manejo de relaciones interpersonales con los clientes.
Negar esto me parece muy corto. Y si.... digo corto en el mal sentido de la palabra.

A todo esto se le suma el “filtro” que significa la entrevista con la psicologa o psicologo de la empresa.
Este nuevo elemento en el proceso contractual (o precontractual) pone un tono mas solemne al microclima empresarial.
Pero tampoco podria refutar que la entrevista y el pequeño examen psicologico no sirve para evitar una contratacion acorde. Creo que me equivocaria si tratara de convencer a la gente que este paso previo a la signatura del tan deseado papel es un paso sin sentido o innecesario.
Tampoco podría decir sin equivocarme que muchas veces, la necesidad de hacerse ver, o expresarse de alguna manera por parte de aquellas personas con un numero considerable de piercings o tatuajes en partes visibles, puede dar en evidencia alguna faceta de la personalidad que a los psicologos laborales les haga un poco de ruido.
Y si tenemos en cuenta que, no solo de ellos depende en gran parte saber si una persona está preparada para ocupar cierto puesto, sino que también en ellos caerá la ira de los superiores si alguien que pasó por su “vista” termina siendo un fiasco, o termina llevando muchos recursos en papeles y tramites para el despido por no haber hecho, el contratado, un buen trabajo, entonces llegamos a la conclusión de que efectivamente, debe haber cierto “ying yang” en el asunto.


La unica conclusión que mi mente logró hilvanar fué que debe haber un equilibrio en donde se tengan en cuenta todas las posibilidades y los elementos que tenemos.

Por un lado el contratante que debe tener en cuenta el perfil psicológico del potencial empleado, en función del puesto a ocupar y las caracteristicas del mismo, pero que DEBERÍA tratar de dejar a un lado sus prejuicios, y obviamente, los jefes y superiores DEBERÍAN dejar de exigir tantos requisitos en cuanto a la apariencia de los empleados.

Por otro lado, el posible o futuro contratado, que también podría comprender que quien está entrevistando, a la vez es un contratado que debe rendir cuentas a sus superiores y que tiene ciertas presiones.
Es así que, haciendo un poco de balance, podríamos tener un cajero de banco con la camisa arremangada prolijamente, luciendo sus tatuajes, pero minimamente con el cabello corto o el nudo de la corbata en perfecto estado, y por supuesto, afeitado y cumpliendo con sus obligaciones laborales de la mejor manera y proactividad.

Por ultimo, podriamos pedirles al publico en general que abra un poco su mente hacia ciertas formas de expresión y deje de escandalizarse por las nuevas tendencias, que a nadie le hacen daño sino que al contrario, dan a entender que los tiempos cambian, que no hay épocas iguales a las anteriores y que hay un continuo cambio en las costumbres, que no deberia tomarse como un cambio negativo, sino como una evolución en la libertad.




FIN.

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